Ya te habrás dado cuenta de que estoy hablando de pensionarte de la mejor manera posible.

Mira.

Hace unos días me encontré con un amigo que tenía tiempo sin ver.

Apenas me vio, me dijo:

—¡Supe que eres consultora en pensiones! Fíjate que yo estoy por jubilarme y la verdad… no tengo idea de cómo hacerlo bien.

—¡Qué bien! Entonces ya debes sentirte tranquilo, ¿no? Después de tantos años de trabajo, ya viene tu descanso.

—Tranquila… sí, claro. Si es que me alcanza.

—Jejeje, ¿cómo que si te alcanza? ¿Ya sabes cuánto te va a tocar?

—Pues más o menos… Me dijeron que la Modalidad 40 es buena, pero la verdad, no sé si sea lo mejor para mí. No quiero pagar de más ni meterme en algo que después no me convenga.

—Te entiendo perfecto. ¿Quieres que te cuente algo? Yo estuve a punto de cometer ese mismo error.

Mi amigo me miró con cara de sorpresa.

—¿En serio? ¿Tú?

—Sí. Cuando empecé a analizar mi propia pensión, todo el mundo me decía lo mismo: “Métete a Modalidad 40, es la mejor opción”. Yo, confiada, me fui directo por ahí.

Pero cuando empecé a revisar bien los números, me di cuenta de que, para mi caso, no era la mejor estrategia.

—¿Y qué hiciste?

—Investigar. Aprender. Me di cuenta de que hay muchas formas de mejorar una pensión, pero la mayoría de la gente solo conoce dos opciones:

pensionarse con lo que hay o pagar Modalidad 40.

Y en realidad, hay estrategias que pueden hacer una gran diferencia, pero casi nadie habla de ellas.

—¡Eso es justo lo que necesito! Porque, la verdad, yo no sé por dónde empezar.

—Pues justo para eso doy consultorías.

Porque si después de años de trabajo vas a recibir una pensión, que sea una que realmente te haga vivir tranquilo, no una que te deje con dudas o pagando de más sin necesidad.

Ahí mi amigo entendió algo importante.

Muchísimas personas llegan a la jubilación sin saber realmente cómo funciona su pensión ni qué opciones tienen para mejorarla.

Y lo peor es que nadie te lo explica de manera clara.